Los jóvenes de Santiponce, y los menos jóvenes, vibraron ayer llevando en sus hombros la Santa cruz y el Icono de la Virgen. Por unas horas la presencia de la Santidad , bendecida por la presencia del Papa Juan Pablo II, se podía tocar con las manos y el alma. Miles de personas se dieron cita, desde las 6.30 de la tarde para recibir en el Monasterio del pueblo, estos regalos del Papa Juan Pablo II a los jóvenes. Los jóvenes voluntarios del pueblo de Santiponce , con sus chalecos azules, y su buena organización , hicieron posible una fluida procesión.El templo se llenó hasta rebosar. Desde allí y siguiendo las calles del pueblo, entraron en Itálica por el Cardus Máximo hasta allegar al anfiteatro. Allí el Arzobispo de Sevilla los recibió y acompañó durante todo el recorrido. Habló a todos los presentes al concluir al XIV estación e impartió a todos su bendición . Agradeciendo al Director de Itálica, al Vicario , al Padre Pablo y al Arcipreste de Itálica, párroco de Santiponce, la colaboración y esfuerzos realizados. Le pareció un acto grandioso. Después se regresó a la Parroquia donde se rezó la última estación. Los que quisieron besar la Cruz, pasaron y despedimos la celestial visita, que partió para el Convento de las Dominicas de Clausura de Bormujos. Todo para mayor Gloria de Dios. Santiponce, vivió una de las mayores páginas de fe de su Historia.
Los jóvenes de Santiponce, y los menos jóvenes, vibraron ayer llevando en sus hombros la Santa cruz y el Icono de la Virgen. Por unas horas la presencia de la Santidad , bendecida por la presencia del Papa Juan Pablo II, se podía tocar con las manos y el alma. Miles de personas se dieron cita, desde las 6.30 de la tarde para recibir en el Monasterio del pueblo, estos regalos del Papa Juan Pablo II a los jóvenes. Los jóvenes voluntarios del pueblo de Santiponce , con sus chalecos azules, y su buena organización , hicieron posible una fluida procesión.El templo se llenó hasta rebosar. Desde allí y siguiendo las calles del pueblo, entraron en Itálica por el Cardus Máximo hasta allegar al anfiteatro. Allí el Arzobispo de Sevilla los recibió y acompañó durante todo el recorrido. Habló a todos los presentes al concluir al XIV estación e impartió a todos su bendición . Agradeciendo al Director de Itálica, al Vicario , al Padre Pablo y al Arcipreste de Itálica, párroco de Santiponce, la colaboración y esfuerzos realizados. Le pareció un acto grandioso. Después se regresó a la Parroquia donde se rezó la última estación. Los que quisieron besar la Cruz, pasaron y despedimos la celestial visita, que partió para el Convento de las Dominicas de Clausura de Bormujos. Todo para mayor Gloria de Dios. Santiponce, vivió una de las mayores páginas de fe de su Historia.
