¡¡¡¡Gracias Santidad!!!!

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domingo, 29 de agosto de 2010

Comentario al Evangelio del domingo. XXII

Jesús está comiendo invitado por uno de los principales fariseos de la región. Lucas nos indica que los fariseos no dejan de espiarlo. Jesús, sin embargo, se siente libre para criticar a los invitados que buscan los primeros puestos e, incluso, para sugerir al que lo ha convidado a quiénes ha de invitar en adelante. Es esta interpelación al anfitrión la que nos deja desconcertados. Con palabras claras y sencillas, Jesús le indica cómo ha de actuar: «No invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a los vecinos ricos». Pero, ¿hay algo más legítimo y natural que estrechar lazos con las personas que nos quieren bien? ¿No ha hecho Jesús lo mismo con Lázaro, Marta y María, sus amigos de Betania? Al mismo tiempo, Jesús le señala en quiénes ha de pensar: «Invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos». Los pobres no tienen medios para corresponder a la invitación. De los lisiados, cojos y ciegos, nada se puede esperar. Por eso, no los invita nadie. ¿No es esto algo normal e inevitable? Jesús no rechaza el amor familiar ni las relaciones amistosas. Lo que no acepta es que ellas sean siempre las relaciones prioritarias, privilegiadas y exclusivas. A los que entran en la dinámica del reino de Dios buscando un mundo más humano y fraterno, Jesús les recuerda que la acogida a los pobres y desamparados ha de ser anterior a las relaciones interesadas y los convencionalismos sociales. ¿Es posible vivir de manera desinteresada? ¿Se puede amar sin esperar nada a cambio? Estamos tan lejos del Espíritu de Jesús que, a veces, hasta la amistad y el amor familiar están mediatizados por el interés. No hemos de engañarnos. El camino de la gratuidad es casi siempre duro y difícil. Es necesario aprender cosas como éstas: dar sin esperar mucho, perdonar sin apenas exigir, ser más pacientes con las personas poco agradables, ayudar pensando sólo en el bien del otro. Siempre es posible recortar un poco nuestros intereses, renunciar de vez en cuando a pequeñas ventajas, poner alegría en la vida del que vive necesitado, regalar algo de nuestro tiempo sin reservarlo siempre para nosotros, colaborar en pequeños servicios gratuitos. Jesús se atreve a decir al fariseo que lo ha invitado: «Dichoso tú si no pueden pagarte». Esta bienaventuranza ha quedado tan olvidada que muchos cristianos no han oído hablar nunca de ella. Sin embargo, contiene un mensaje muy querido para Jesús: "Dichosos los que viven para los demás sin recibir recompensa. El Padre del cielo los recompensará".

jueves, 5 de agosto de 2010

El Evangelio del dia.


Contemplar el Evangelio de hoy - homilías católicas del Evangelio del día
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El Papa a los monaguillos: "Ayudar a los sacerdotes a difundir la fe" :: Vaticano :: Religión Digital

El Papa a los monaguillos: "Ayudar a los sacerdotes a difundir la fe" :: Vaticano :: Religión DigitalMás de 60.000 monaguillos de doce países europeos, de ellos 45.000 alemanes, asistieron hoy en el Vaticano a la audiencia pública del Papa, quien les exhortó a venerar la Eucaristía y a realizar "con amor, devoción y fidelidad" su labor. "La Eucaristía es un bien precioso, un tesoro cuyo valor no se puede medir. Es apoyo y fuerza para nuestro camino de cada día y vía hacia la vida eterna, es el don más grande que Jesús nos ha dejado", afirmó el Pontífice ante los miles de jóvenes. La presencia de tantos muchachos y muchachas en el Vaticano, tras los numerosos escándalos de abusos de menores por parte de clérigos en diferentes países, entre ellos EEUU, Irlanda, Alemania, Austria, Holanda, Italia y Bélgica, testimonia, de muestra según señalaron fuentes vaticanas, la "gran confianza" en la Iglesia católica y en el Pontífice por parte de las familias. Representantes de la organización Coetus Internationalis Ministratium (CIM), que les agrupa, señalaron que esos casos no han influido a la hora de venir a Roma, lo que no significa, que no se trate de hechos deplorables y que haya que esforzarse por mejorar la vigilancia. En una mañana calurosa y en una plaza de San Pedro abarrotada también por miles de personas de todo el mundo, entre ellos centenares de españoles y latinoamericanos, Benedicto XVI reanudó su encuentro semanal con los fieles, tras tres semanas de vacaciones en la residencia de Castel Gandolfo, a 33 kilómetros al sur de Roma, donde transcurre el verano. Benedicto XVI llegó al Vaticano procedente de Castel Gandolfo en helicóptero. Desde el helipuerto se trasladó en el "papamóvil" a la plaza de San Pedro, cubriendo la cabeza del sol con un sombrero rojo, el tradicional "galero". El Papa Ratzinger recorrió la plaza, siendo acogido con vivas, palmas y ondear de banderas por los miles de jóvenes, de edades comprendidas entre 14 y 25 años, procedentes de Alemania, Francia, Bélgica, Suiza, Rumanía, Eslovaquia, Hungría, Portugal, Albania, Italia, Polonia y Croacia. En deferencia a que la mayoría de los presentes eran de lengua alemana, utilizó este idioma para la catequesis, que dedicó a la figura de san Tarcisio, patrón de los ministrantes, como también son conocidos los monaguillos. El joven Tarcisio vivió en Roma en la segunda mitad del siglo III, en la época del emperador Valeriano y durante las persecuciones cristianas. Murió lapidado por negarse a entregar a los paganos la Eucaristía que llevaba en su pecho para dar a cristianos enfermos. "Que el testimonio de Tarcisio nos enseñe el profundo amor y veneración que debemos tener hacia la Eucaristía. Es un bien precioso, un tesoro cuyo valor no se puede medir. Es el Pan de la vida, es Jesús que se convierte en alimento, apoyo y fuerza para nuestro camino de cada día y vía hacia la vida eterna, es el don más grande que Jesús nos ha dejado". Benedicto XVI animó a los muchachos a servir a Dios con generosidad y a desarrollar su labor "con amor, con devoción y con fidelidad y a prepararse bien para la Misa". Concluida la audiencia, el Papa bendijo una nueva estatua del santo, de cinco metros de altura y cuatro mil kilos de peso, que será colocada en las catacumbas de San Calixto, en el sur de Roma, donde se encuentra el sepulcro de Tarcisio. Concluida la audiencia, el Pontífice regresó al Palacio Pontificio de Castel Gandolfo, donde el domingo rezará el ángelus ante varios centenares de fieles. (RD/Efe)

53.000 monaguillos se reunirán en San Pedro para un congreso internacional

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