¡¡¡¡Gracias Santidad!!!!

¡¡¡¡Gracias Santidad!!!!
¡¡¡Gracias Santidad!!

domingo, 28 de octubre de 2012

Envío de los 40 catequistas el domingo con la entrega de la Biblia, en este Año de la Fe.

En la Misa de las 13:30 de la mañana, tuvo lugar el envío de los 40 catequistas que actualmente tenemos en la Parroquia. en un acto emotivo , nuestro párroco hizo entrega de un Diploma con el nombre de cada uno y se le regaló también la Biblia, libro fundamental para profundizar en éste A ño de la Fe.

viernes, 26 de octubre de 2012

Horario puente de todos los santos.

El horario de Misa para el puente de todos los santos es el siguiente: Jueves 1 de noviembre, Misa a las 7 de la tarde. El viernes 2 , como es habitual tendremos a las 5 en el Cementerio y a las 7 en la Iglesia parroquial. El sábado 3 a las 7 de la tarde. El domingo 4 a las 10.30 de la mañana y a las 4 de la tarde la Salida de la Santa Cruz para el cementerio donde se celebrará la Santa Misa por nuestros hermanos difuntos. Si llueve, las Misas se celebrarán en la iglesia.

NUEVO HORARIO

Desde el mes de noviembre la Misa de los sábados de las 8 se adelante a las 7 de la tarde.

Los jóvenes de la Parroquia con el profesor de Bíblia que nos acompañó en la jornada del viernes.

Nuestro párroco hizo una regalo a todo el grupo de un chaleco reflectante.

jueves, 25 de octubre de 2012

Cáritas trabajando sin parar.

Nuestro querido equipo de Caritas, sigue abriendo las puertas del corazón a todos los necesitados que cada jueves vienen para ser escuchados, acogidos y ayudados.Que el Señor los bendiga a todos.

miércoles, 24 de octubre de 2012

HALLOWEEN: NOCHE DE BRUJAS

Cada año, se hace más popular la celebración de la “fiesta” de Halloween o noche de brujas. Los niños, con la plena aprobación de sus padres, salen por la noche del 31 de octubre vestidos de fantasmas, vampiros, claveras o demonios. Los supermercados, comercios y grandes almacenes, se caracterizan por esta fecha, por adornar sus vitrinas con calabazas, murciélagos y avisos de color negro, naranja y rojo. Prácticamente casi todas las personas, están aceptando la costumbre de Halloween, con un sentir complaciente y convencidos de que no existe nada oscuro en esta festividad. ¿Cuál es el origen de ésta festividad? El nombre de Halloween deriva de la palabra inglesa “all hallows eve”, lo que significa “ vísperas o vigilia de todos los santos. Esta festividad deriva de los diabólicos ritos de los sacerdotes celtas llamados druidas. Los celtas eran tribus expandidas en parte de Europa, y sus creencias religiosas estaban basadas en el politeísmo ( varios dioses). Uno de estas divinidades era Samán, dios de los muertos. Los sacerdotes druidas, acostumbraban a reunirse cada año para invocar al dios samán y a miles de espíritus malignos, con el fin de conocer predicciones para el año próximo. Después que los romanos, conquistaron los territorios celtas (Escocia, Irlanda, entre otros) por el año 43 a.C., se añadió a la festividad de los druidas, la invocación de Pomona, diosa romana de los árboles frutales y su celebración era el día 31 de octubre de cada año. ¿Qué malo tiene que los niños de diviertan con esta fecha? Debemos considerar, que la fecha en sí, surgió de costumbres ocultistas con intensiones y propósitos malignos. Realmente la actividad que realizan los niños, esa noche, es la parte inocente de Halloween, la parte lamentable es la que ejecutan algunos adultos y adolescentes, guiados quizás por una fuerza maligna. Según informes policiales, ofrecidos por cuerpos policiales de varios países, “la noche de brujas”, como también se le llama, es el día del año que tiene mayor actividad, ellos tienen que controlar el vandalismo, la violencia y los múltiples incendios que se producen en muchos lugares. Además de esto, la comunidad debe estar alerta con la delincuencia; los maleantes esperan esa feche para realizar, no sólo robos, sino también violaciones y asesinatos, sin dejar atrás los múltiples ritos satánicos que efectúan los fanáticos, quienes a veces hasta sacrifican personas y niños esa noche, por ello el Halloween también es conocido como “la noche de Satán”. La voz de alarma la lanza la propia Conferencia episcopal española a través del director del secretariado de la comisión episcopal de Liturgia, Joan María Canals, y de algún obispo, como el de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez La Iglesia católica trata de frenar su expansión y advierte que Halloween "no es una fiesta inocente", porque "tiene un trasfondo de ocultismo y de anticristianismo". El día 1 de noviembre, la Iglesia católica celebra la festividad de Todos los santos, es decir "la santidad de Dios en los santos", como explica el padre Canals. Tanto es así que el Evangelio para esta festividad es el texto del sermón de las Bienaventuranzas, "el programa de vida presentado por Jesús a todos los que le quieran seguir". Al día siguiente -domingo 2 de noviembre-, la Iglesia católica hace memoria de los Fieles Difuntos desde la oración y el recuerdo de los seres queridos "para que el Señor en su bondad les conceda la felicidad eterna", dice Canals. Y añade: "Se trata de una fiesta que estimula a la vida, y no a la muerte. La piedad cristiana recomienda la visita al cementerio para orar por ellos y por los familiares que experimentan el dolor de la separación humana". "Por sentido pedagógico, es necesario que los niños descubran el valor de la vida y de la bondad, y no fomentar la muerte. Los menores se abren a la vida y no a la muerte. Los padres deben ser conscientes y encauzar el sentido de fiesta hacia lo bueno y a la belleza, en vez del terror, el miedo y la misma muerte". A impulsos del comercio, del consumo y de la moda, costumbres como ésta, paganas, importadas, prevalezcan y hasta desplacen costumbres cristianas como la devoción a los santos y la oración por los difuntos Ha sido el cine americano el que la ha extendido por el mundo y, por lo tanto, también en nuestro país. Por esta influencia, desde hace unos años Halloween se va extendiendo cada vez más, sin saber muy bien qué se celebra. “ ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20)

martes, 23 de octubre de 2012

FELICITANDO A LA VIRGEN

Los niños del Tren de los Colores el día de la ofrenda a la Virgen. Participaron con una gran cantidad de alimentos.

Guardia Civil

Agradecemos dede aquí, los alimentos que la Guardia Civil de Santiponce, han traído a la Parroquia, para participar en la campaña de recogida de alimentos de Cáritas. La foto en la festividad del Pilar.

domingo, 21 de octubre de 2012

MISA EN EL CASTILLO DE LAS GUARDAS.

Terminada la Misa del domingo de las 10.30 de la mañana, a eso de las 12:00, nuestro párroco , se traslada a celebrar la Misa en el Castillo de las Guardas de las 13:00. Hacía ya 10 años que celebró por última vez Misa en esa localidad en la que estuvo de párroco 9 años. Al ser Arcipreste, le corresponde de manera directa suplir las ausencias de sacerdotes del Arciprestazgo. La alegría del pueblo fue enorme al volver de nuevo a encontrarse al que fue durante tantos años su querido pastor.

TRIDUO A LA VIRGEN DEL ROSARIO

Concluye con una gran participación de fieles, el Triduo de nuestra Patrona la Virgen del Rosario. El párroco se ha encargado de llevar toda la organización litúrgica y el rezo del Santo Rosario. Al mismo tiempo la exposición de las homilías se han desarrollado, siguiendo el material entregado por nuestro Arzobispo en el Año de la Fe,en los temas relacionados con la Virgen.

El grupo joven de la parroquia.

Damos gracias a Dios por el grupo joven de la parroquia, que se reúne los viernes por la tarde y en el que se encuentran los monaguillos oficiales de nuestra comunidad.

jueves, 18 de octubre de 2012

Triduo a la Virgen del Rosario

En la tarde de hoy miércoles ha comenzado el Triduo a la Virgen del Rosario que será predicado por nuestro Párroco, siguiendo como guía, el material que el Sr. Arzobispo entregó el pasado domingo en la Catedral con motivo del Año de la Fe. La Misa empieza a las 20:00.

domingo, 14 de octubre de 2012

El Arzobispo inaugura en la Catedral el Año de la fe.

A la multitudinaria Misa de la Catedral, acudieron casi todo los párrocos de la provincia, acompañado de un seglar de la parroquia. En nuestro caso la Coordinadora de catequesis Toñi. HOMILÍA EN LA APERTURA DEL AÑO DE LA FE Domingo, 14 de octubre de 2012 1. «La puerta de la fe (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros». Así comienza la carta apostolica Porta fidei por la que el Papa Benedicto XVI convoca el Año de la Fe. Es una puerta que conduce a la alegría, a la esperanza, a la fortaleza del corazón y a la juventud del espíritu, porque es una puerta que lleva a la comunión con Dios, que es Verdad y Amor eternamente joven. Es una puerta siempre abierta, que constituye una permanente invitación a entrar. 2. No descubro ningún misterio si afirmo que los cristianos vivimos nuestra fe en Jesucristo en un contexto social de “olvido de Dios” y de profunda crisis de fe, que como afirma el Papa ya no es el presupuesto obvio de la vida de nuestro pueblo. En las sociedades occidentales se ha producido una especie de “eclipse de Dios”, una evidente amnesia de nuestras raíces cristianas, un abandono del tesoro de la fe recibido, que ha sido el alma de Occidente, y que ha producido una cultura exuberante, la cultura cristiana. Occidente vive en una especie de apostasía silenciosa, en la desertización espiritual de la que hablaba el Papa en su homilía del pasado jueves, en la inauguración del Año de la Fe. El hombre se cree autosuficiente y vive como si Dios no existiera. Él es el gran ausente en la vida personal, familiar y social. 3. Por todo ello, la religión ocupa uno de los últimos lugares en una escala de valoración de la sociedad occidental. Sus valores fundamentales son el consumismo, el hedonismo, el placer y el disfrutar, mientras crece el número de los que se adhieren a las llamadas "religiones civiles", la ecología, el deporte, el culto al cuerpo, etc., que son para muchos como un sustitutivo de Dios. Llama la atención el creciente «prestigio» intelectual de la increencia, artificialmente alimentado por algunos medios de comunicación que tienen entre sus objetivos borrar a Dios de la historia y de la ciudad de los hombres. 4. Lo cierto es que para muchos conciudadanos nuestros se está haciendo normal el olvido de Dios y la relación personal con Él. Pero si Dios es la fuente de la vida, como nos dice el Papa, el ser humano, sin una referencia consciente a su Creador, pierde su dignidad e identidad. El olvido de Dios es el origen de todos los problemas de la sociedad, de la insolidaridad y la pobreza, de las crisis familiares, de la soledad y la angustia de tantos hermanos nuestros, del nihilismo de tantos jóvenes sin rumbo y sin esperanza. Por ello, hemos de agradecer de corazón al Papa la convocatoria del Año de la Fe. 5. La fe en Dios y en su Hijo Jesucristo es lo único que nos permite construir nuestra vida sobre roca. Él es quien da estabilidad y consistencia a nuestra vida. «Todo cambia –nos dice el Papa- dependiendo de si Dios existe o no existe». Efectivamente, la fe ilumina la vida del creyente, la transforma, la llena de plenitud, de hermosura y de esperanza, porque el hombre está hecho para Dios. “Nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti”. La frase es de San Agustín, quien a lo largo de su juventud buscó ávidamente la felicidad en los sistemas filosóficos y en toda suerte de placeres, y que sólo la halló cuando a los 33 años volvió a la fe de su infancia, que tanto había pedido a Dios su madre Santa Mónica. Desde entonces tuvo claro que el acto de fe es algo humanamente razonable y que, dado que Dios es el creador del mundo visible, no hay oposición entre el conocimiento científico y el de la fe como nos dice el CIC (nn.155-159). 6. ¿Y qué es la fe? El CIC 50, nos dice que la fe es ante todo la adhesión personal del hombre a Dios y el asentimiento libre a las verdades que Dios nos ha revelado y la Iglesia nos enseña. El Youcat afirma que la fe es saber y confiar. Esto quiere decir que la fe tiene dos dimensiones: una de orden intelectual y otra de orden afectivo. La primera nos exige creer, aceptar los misterios que Dios nos ha revelado por medio de la palabra de su Hijo interpretada por la Iglesia, basándonos en la autoridad de Dios. Este aspecto, siendo relevante, es menos importante que el segundo. Muchos de nosotros no tenemos grandes dificultades para admitir las verdades que la Iglesia nos propone: la divinidad de Cristo, la resurrección de la carne y la vida eterna, la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía o la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen. 7. Pero siendo importante esta dimensión, lo es más la segunda: la entrega personal a quien nos pide esa adhesión, es decir, la donación incondicional, radical, absoluta e irrevocable a Dios que se nos ha manifestado en Jesucristo. Este es el sentido más pleno de la palabra fe, que tiene mucho que ver con la caridad teologal. Pues bien, sólo por medio de una fe así, por la que el hombre entra en comunión con Dios, estableciendo un vínculo de confianza, de amistad y de obediencia a su santa ley, nuestra vida encuentra su verdadero sentido, su más verdadera plenitud. Como afirma el Papa Benedicto XVI, “Dios es la fuente de la vida; eliminarlo equivale a separarse de esta fuente e, inevitablemente, privarse de la plenitud y la alegría: «sin el Creador la criatura se diluye»” (GS 36). 8. La fe es un don de Dios, un don gratuito que cada día debemos impetrar. Necesitamos pedirla como los Apóstoles, que mediada la vida pública, piden a Jesús: “Señor, auméntanos la fe” (Luc 17, 5), o como el padre del muchacho epiléptico que dice a Jesús: “Señor, yo creo, pero aumenta mi fe” (Mc 9,24). Necesitamos la fe de Tomás, que arrodillado ante Jesús, exclama: “Señor mío y Dios mío” (Jn 20,28). Necesitamos la fe de la hemorroísa, que no atreviéndose a pedir a Jesús que la cure, trata de tocar siquiera el borde de su manto, y a la que Jesús le dice: “Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y que se te cure todo mal” (Mc 5,34). Necesitamos la fe de Pedro, que confesa a Jesús como el Mesías, el Cristo, el Hijo del Dios vivo (Mt 16,16) y que dice a Jesús: “Señor, a quién iremos. Solo tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68). 9. La fe aumenta, crece y se mantiene en el trato con Dios. En la oración, el Señor va derramando en nuestros corazones, con el poder de su Espíritu, una especie de connaturaralidad o afinidad con la verdad revelada, ayudandonos a adquirir una fe madura, sólida, que no se fundamenta únicamente en el sentimiento. Todas las grandes conversiones han tenido como punto de partida la nostalgia de Dios y la oración. Es el caso de Paul Claudel, el gran poeta frances, convertido en la tarde de Navidad de 1886. Como él mismo nos confiesa, llevaba tiempo sintiendo en su corazón joven la nostalgia de la fe de su infancia, perdida en su adolescencia; y pedía a Dios que le concediera el don de la fe. En esa tarde, entró en Notre Dame de París. Se estaban celebrando las Vísperas. Un coro de niños y de seminaristas cantaba el Magníficat. Sobrecogido por la belleza del gótico catedralicio, del canto gregoriano y de los acordes del órgano, sintió en su corazón que renacía el don de la fe: “¡Es verdad! –se dijo a sí mismo entre sollozos mientras sonaba en la catedral el Adeste fideles- ¡Dios existe, está ahí! ¡Es alguien, es un ser tan personal como yo! ¡Me ama! ¡Me llama!". Entonces se persuadió de Dios era alguien real, tan real como él mismo, y que su verdadero hogar era la Iglesia católica. 10. He dicho al principio que la puerta de la fe conduce a la esperanza y a la alegría. Es la alegría de Mateo, de Zaqueo o de la Samaritana cuando se encuentran con Jesús. Es la alegría que experimenta André Frossard, aquel comunista francés, hijo del primer Secretario del partido comunista de Francia, educado en el más crudo ateísmo, que encontró la fe cuando, en una tarde de julio de 1935, entró en una iglesia del barrio latino de París buscando a un amigo y se encontró inesperadamente con Dios, experimentando una alegría indescriptible, “una alegría –escribirá él después- que no es sino la exultación del salvado, la alegría del náufrago recogido a tiempo". Es el júbilo que experimentan todos los que se encuentran con el Señor. Dios quiera que sean muchos en este Año de la Fe. 11. La fe necesita ser alimentada en la oración; necesita ser cultivada y formada. Necesita asemás ser refrendada por las obras. El Youcat nos dice que “la fe es incompleta mientras no sea efectiva en el amor”. Así es en realidad. La fe sin obras es una fe muerta. Esto quiere decir nuestra fe tiene que reflejarse en la vida. A veces los cristianos somos tan pobres y tan abandonados que se produce en nosotros una especie de divorcio entre la fe y la vida. Pero cuando falta la coherencia entre lo que se cree y lo que se vive, antes o después la fe se va tornando mortecina hasta apagarse. 12. Otro aspecto que subraya el CIC es que vivimos nuestra fe dentro de la comunidad cristiana y sostenidos por ella. Nadie puede creer por sí sólo, como nadie puede vivir por sí sólo. La fe es un asunto personal, pero no es un asunto privado. La fe la recibimos de la Iglesia. Ella es la que la ha trasmitido a todas las generaciones, la ha protegido de falsificaciones y la ha hecho brillar a lo largo de los siglos. Esa fe se contiene en el Catecismo de la Iglesia Católica, que debe ser en este Año de la Fe, junto a la Biblia y los documentos del Concilio Vaticano II, nuestros libros de cabecera y el principal instrumento para la preparación de la homilía, de la catequesis, de la clase de religión y de cualquier actividad formativa. 13. Quiero deciros también que hoy es muy difícil perseverar en la fe en solitario. Necesitamos el apoyo, la compañía y el arropamiento de la Iglesia, de la comunidad parroquial, del grupo o movimiento del que formamos parte y de los sacerdotes. La Iglesia nos ha transmitido la fe y nos sostiene, alienta y anima en nuestra vida de fe. De la misma forma, nosotros hemos de transmitirla a nuestros hermanos. Nuestro amor a Jesucristo y a los hombres debe impulsarnos a hablar a los demás de nuestra fe. No podemos esconder la fe bajo el celemín, porque correríamos el riesgo de que se asfixiara. Hemos de ponerla sobre el candelero para que alumbre a todos, cercanos y lejanos. Si estamos convencidos de que nuestra fe es el mayor tesoro que poseemos, si estamos convencidos de que nuestro encuentro con el Señor es con mucho lo mejor que nos ha podido suceder en nuestra vida, hemos de arder en deseos de gritarlo por las plazas y de compartir con los demás este tesoro: la fe en Jesucristo, fuente de la esperanza que no defrauda. 14. Pero para evangelizar con garantías la primera condición requerida es la conversión, la conversión de nosotros los cristianos, nuestra propia conversión. Así nos lo está diciendo insistentemente el Papa Benedicto XVI. Así nos lo decía el pasado lunes en la primera sesión del Sínodo de los Obispos: «El cristianismo no debe ser tibio, este es el mayor peligro del cristianismo de hoy: la tibieza desacredita al cristianismo». Una Iglesia que quiera ser luz y sal, tiene que ser una Iglesia convertida, una Iglesia de santos. Los santos son los verdaderos evangelizadores, nos decía el Papa en su homilía del pasado domingo. La necesidad más urgente de la Iglesia en Occidente, es la necesidad de contar con evangelizadores creíbles, gracias a un testimonio personal y colectivo de vida santa. A la protección maternal de la Santísima Virgen, peregrina de la fe, maestra y modelo de fe, os encomiendo. Que Ella nos ayude a todos a robustecer nuestra fe en este año de gracia. Que Ella nos aliente en el Año de la Fe a convertirnos a nuestro único Señor, a aspirar con todas nuestras fuerzas a la santidad y a vivir gozosa y comprometidamente nuestra fe. Así sea. + Juan Jose Asenjo Pelegrina

Creo porque ... Habla el Arzobispo.

sábado, 13 de octubre de 2012

Cada familia católica con su Biblia.

Este año vamos a procurar que cada familia de la Parroquia tenga una Biblia en casa. Haremos que éste Libro tan importante esté en cada una de nuestras casas y sea conocido y usados para rezar con ella. El obispo Blázquez, ha sido uno de los que han recomendado , en este año de la Fe la necesidad de tener y usar la Biblia. Para Blázquez, "la celebración litúrgica es fortalecida en cada uno por el conocimiento y la lectura orante de la Sagrada Escritura". Durante mucho tiempo "la extrañeza del latín ocultaba el desconocimiento de la Sagrada Escritura, pero ahora aparece al descubierto esa insuficiencia. La evangelización requiere que se unan Biblia, Sacramentos y vida cristiana". Si compramos un electrodoméstico, antes de ponerlo en funcionamiento leemos el manual de uso para saber cuáles son sus prestaciones, cómo usarlo para obtener los mejores resultados y que no se dañe ni perjudique otras cosas, y aprovechar al máximo su vida útil y su energía. Quién mejor que su diseñador para enseñarnos a conducir su utilización. Asi como El diseñador del ser humano y de la vida dejó su "Manual del Fabricante" para que aprendamos a conducirnos en ella de la manera que conviene para nuestro provecho y el de la sociedad. Entonces, es importante que cada familia tenga en su casa una o mas Biblias(acaso no hay mas de un televisor en cada casa) para que cada individuo, cada familia y este mundo viva como se debe y sea feliz. Si le dieramos lugar a la Biblia en cada vida, este mundo no estaría como está sinó cumpliría el propósito para el cual fue creado. En la Parroquia ponemos este libro a tu disposición.

jueves, 11 de octubre de 2012

Benedicto XVI inaugura en la Plaza de San Pedro el Año de la Fe

“Hoy, con gran alegría, a los 50 años de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, damos inicio al Año de la fe”. Estas fueron las palabras de Benedicto XVI durante la Santa Misa celebrada esta mañana en la Plaza de San Pedro. Concelebraron con el Papa los cardenales, patriarcas, y arzobispos mayores de las Iglesias Orientales Católicas, los obispos Padres sinodales, los presidentes delas conferencias episcopales de todo el mundo y algunos obispos que participaron en calidad de Padres en los trabajos del Vaticano II. También estuvieron presentes en la celebración eucarística el patriarca ecuménico Bartolomé I de Constantinopla y el arzobispo de Canterbury y primado de la Comunión Anglicana Rowan Williams. “Para rememorar el Concilio -dijo el Santo Padre- esta celebración se ha enriquecido con algunos signos específicos: la procesión de entrada, que ha querido recordar la que de modo memorable hicieron los Padres conciliares cuando ingresaron solemnemente en esta Basílica; la entronización del Evangeliario, copia del que se utilizó durante el Concilio; y la entrega de los siete mensajes finales del Concilio y del Catecismo de la Iglesia Católica, que haré al final, antes de la bendición. Estos signos no son meros recordatorios, sino que nos ofrecen también la perspectiva para ir más allá de la conmemoración. Nos invitan a entrar más profundamente en el movimiento espiritual que ha caracterizado el Vaticano II, para hacerlo nuestro y realizarlo en su verdadero sentido. Y este sentido ha sido y sigue siendo la fe en Cristo, la fe apostólica, animada por el impulso interior de comunicar a Cristo a todos y a cada uno de los hombres durante la peregrinación de la Iglesia por los caminos de la historia”. Siguen extractos de la homilía pronunciada por Benedicto XVI: “El Año de la fe que hoy inauguramos está vinculado coherentemente con todo el camino de la Iglesia en los últimos 50 años: desde el Concilio, mediante el magisterio del siervo de Dios Pablo VI, que convocó un `Año de la fe` en 1967, hasta el Gran Jubileo del 2000, con el que el beato Juan Pablo II propuso de nuevo a toda la humanidad a Jesucristo como único Salvador, ayer, hoy y siempre. Estos dos Pontífices, Pablo VI y Juan Pablo II, convergieron profunda y plenamente en poner a Cristo como centro del cosmos y de la historia, y en el anhelo apostólico de anunciarlo al mundo. Jesús es el centro de la fe cristiana. El cristiano cree en Dios por medio de Jesucristo, que ha revelado su rostro. Él es el cumplimiento de las Escrituras y su intérprete definitivo”. “El evangelio de hoy nos dice que Jesucristo, consagrado por el Padre en el Espíritu Santo, es el verdadero y perenne protagonista de la evangelización (...) Esta misión de Cristo, este dinamismo suyo continúa en el espacio y en el tiempo, atraviesa los siglos y los continentes. Es un movimiento que parte del Padre y, con la fuerza del Espíritu, lleva la buena noticia a los pobres en sentido material y espiritual. La Iglesia es el instrumento principal y necesario de esta obra de Cristo, porque está unida a Él como el cuerpo a la cabeza”. “El Concilio Vaticano II no ha querido incluir el tema de la fe en un documento específico. Y, sin embargo, estuvo completamente animado por la conciencia y el deseo, por así decir, de adentrase nuevamente en el misterio cristiano, para proponerlo de nuevo eficazmente al hombre contemporáneo (...)El beato Juan XXIII (...) en el discurso de apertura, presentó el fin principal del Concilio en estos términos: `El supremo interés del Concilio Ecuménico es que el sagrado depósito de la doctrina cristiana sea custodiado y enseñado de forma cada vez más eficaz…Es preciso que esta doctrina verdadera e inmutable, que ha de ser fielmente respetada, se profundice y presente según las exigencias de nuestro tiempo”. “A la luz de estas palabras, se comprende lo que yo mismo tuve entonces ocasión de experimentar: durante el Concilio había una emocionante tensión con relación a la tarea común de hacer resplandecer la verdad y la belleza de la fe en nuestro tiempo, sin sacrificarla a las exigencias del presente ni encadenarla al pasado: en la fe resuena el presente eterno de Dios que trasciende el tiempo y que, sin embargo, solamente puede ser acogido por nosotros en el hoy irrepetible. Por esto mismo considero que lo más importante (...) es que se reavive en toda la Iglesia aquella tensión positiva, aquel anhelo de volver a anunciar a Cristo al hombre contemporáneo. Pero, con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión (...) he insistido repetidamente en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la `letra` del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, y he repetido que la verdadera herencia del Vaticano II se encuentra en ellos”. “El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en transformación. (...) Los Padres conciliares querían volver a presentar la fe de modo eficaz; y sí se abrieron con confianza al diálogo con el mundo moderno era porque estaban seguros de su fe, de la roca firme sobre la que se apoyaban. En cambio, en los años sucesivos, muchos aceptaron sin discernimiento la mentalidad dominante, poniendo en discusión las bases mismas del depositum fidei, que desgraciadamente ya no sentían como propias en su verdad”. “Si hoy la Iglesia propone un nuevo Año de la fe y la nueva evangelización, no es para conmemorar una efeméride, sino porque hay necesidad, todavía más que hace 50 años. (...). También la iniciativa de crear un Consejo Pontificio destinado a la promoción de la nueva evangelización (...),se inserta en esta perspectiva. En estos decenios ha aumentado la `desertificación` espiritual. Si ya en tiempos del Concilio se podía saber, por algunas trágicas páginas de la historia, lo que podía significar una vida, un mundo sin Dios, ahora lamentablemente lo vemos cada día a nuestro alrededor (...)Pero precisamente a partir de la experiencia de este desierto (...) es como podemos descubrir nuevamente la alegría de creer, su importancia vital para nosotros”. “En el desierto se vuelve a descubrir el valor de lo que es esencial para vivir; así, en el mundo contemporáneo, son muchos los signos de la sed de Dios, del sentido último de la vida, a menudo manifestados de forma implícita o negativa. Y en el desierto se necesitan sobre todo personas de fe que, con su propia vida, indiquen el camino hacia la Tierra prometida y de esta forma mantengan viva la esperanza. La fe vivida abre el corazón a la Gracia de Dios que libera del pesimismo. Hoy más que nunca evangelizar quiere decir dar testimonio de una vida nueva, trasformada por Dios, y así indicar el camino”. “El viaje es metáfora de la vida, y el viajero sabio es aquel que ha aprendido el arte de vivir y lo comparte con los hermanos, como sucede con los peregrinos a lo largo del Camino de Santiago, o en otros caminos, que no por casualidad se han multiplicado en estos años. ¿Por qué tantas personas sienten hoy la necesidad de hacer estos caminos? ¿No es quizás porque en ellos encuentran, o al menos intuyen, el sentido de nuestro estar en el mundo? Así podemos representar este Año de la fe: como una peregrinación en los desiertos del mundo contemporáneo, llevando consigo solamente lo que es esencial: (...)el evangelio y la fe de la Iglesia, de los que el Concilio Ecuménico Vaticano II son una luminosa expresión, como lo es también el Catecismo de la Iglesia Católica, publicado hace 20 años”. “El 11 de octubre de 1962 se celebraba la fiesta de María Santísima, Madre de Dios. Le confiamos a ella el Año de la fe, como lo hice hace una semana, peregrinando a Loreto. La Virgen María brille siempre como estrella en el camino de la nueva evangelización”.

Los alimentos llegan a la Parroquia.

Con motivo de las fiestas del Rosario, tenemos que dar las gracias a todos aquellos que generosamente estáis trayendo alimentos; particulares, Escuela Infanti l de Itálica, El Tren de los Colores, amig@s de la calle Mesón, un grupo de amigas han traído alimentos y veles de carnet. A todos ellos que Dios os lo pague. Mil gracias en nombre de los más desfavorecidos, en nombre de CRISTO.

sábado, 6 de octubre de 2012

RECEMOS EL ROSARIO

Queridos hermanos y hermanas: La celebración de este domingo coincide con la fiesta de Ntra. Sra. del Rosario, tan popular en muchos lugares de nuestra Archidiócesis. Ello me da pie para escribir una vez más sobre el Rosario. No descubro ningún secreto si afirmo que esta devoción antaño tan arraigada en la vida de muchos cristianos y de nuestras familias, se ha ido desvaneciendo en las últimas décadas, tal vez por el hecho de ser una devoción que no tiene rango de oración oficial de la Iglesia. No faltan incluso quienes califican el rezo del Rosario como una devoción marginal, infantil e impropia de personas espiritualmente maduras. Más de una vez me he referido al amor al Rosario que caracterizaba al Papa Juan Pablo II, que con justicia es llamado el Papa del Rosario. En más de una ocasión confesó que era su "devoción predilecta". Menos conocida es la afinidad del Papa Benedicto XVI con esta práctica piadosa, que sin embargo ha alabado y recomendado en docenas de ocasiones. En la exhortación apostólica Verbum Domini recuerda “la relación inseparable entre la Palabra de Dios y María de Nazaret” e invita a promover entre los fieles, sobre todo en la vida familiar, la oración a la Virgen como una ayuda para meditar los santos misterios narrados por la Escritura. “Un medio de gran utilidad, -añade- es el rezo personal y comunitario del santo Rosario, que recorre junto a María los misterios de la vida de Cristo, y que el Papa Juan Pablo II ha querido enriquecer con los misterios de la luz” (n. 88). En la audiencia general del miércoles 6 de octubre de 2010 animó a los fieles a “redescubrir” el rezo del Rosario y “a valorar esta oración tan querida en la tradición del pueblo cristiano”. Invitó a los jóvenes a “hacer del Rosario la oración de todos los días” y a los enfermos, “a crecer, gracias al rezo del Rosario, en el confiado abandono en las manos de Dios”. Exhortó, por fin, a los recién casados “a hacer del Rosario una contemplación constante de los misterios de Cristo”. El 19 de octubre de 2008, en el Santuario de Pompeya invita el Papa a experimentar “la belleza y profundidad de esta oración, sencilla y accesible a todos”. Para ello, “es necesario ante todo dejarse conducir de la mano de la Virgen María a contemplar el rostro de Cristo: rostro alegre, luminoso, doloroso y glorioso”. Los frutos de esta contemplación son ubérrimos. “Quien, como María y junto a Ella, -afirma el Papa- custodia y medita asiduamente los misterios de Jesús, asimila cada vez más sus sentimientos, se conforma con Él”. A este respecto cita una hermosa consideración del beato Bartolomé Longo, que ya citaba Juan Pablo II en la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae: “Como dos amigos, que se tratan a menudo, suelen conformarse también en las costumbres, así nosotros, conversando familiarmente con Jesús y la Virgen, al meditar los Misterios del Rosario, y formando juntos una misma vida por la comunión, podemos llegar a ser, en cuanto sea capaz nuestra bajeza, parecidos a ellos, y aprender de estos grandes ejemplos a vivir humildes, pobres, pacientes y perfectos” (n. 15). Dice además el Papa en Pompeya que “el Rosario es escuela de contemplación y de silencio”, pues la “cadenciosa repetición del Ave Maria no turba el silencio interior, sino que lo busca y alimenta”. El lunes 5 de mayo de 2008, al inaugurar el mes de María en la basílica de Santa María la Mayor, afirmó el Papa que “el santo Rosario no es una práctica relegada al pasado, como oración de otros tiempos en la que pensar con nostalgia… En el mundo actual tan disperso, esta oración ayuda a poner a Cristo en el centro, como hacía la Virgen, que meditaba interiormente todo aquello que se decía de su Hijo, y lo que Él hacía y decía”. “En efecto, –añadió el Papa- el Rosario, cuando se reza de modo auténtico, no mecánico y superficial sino profundo, trae paz y reconciliación. Contienen en sí la potencia sanadora del Nombre santísimo de Jesús, invocado con fe y con amor en el centro de cada Avemaría”. Por fin, antes del rezo del Ángelus del domingo 16 octubre 2005, afirmó el Papa que el Rosario no se contrapone a la oración litúrgica; es más, constituye un complemento natural e ideal, en particular como preparación y como acción de gracias a la celebración eucarística. Si la Eucaristía es para el cristiano el centro de la jornada, el Rosario contribuye de manera privilegiada a dilatar la comunión con Cristo, y a mantener fija en Él la mirada del corazón para irradiar sobre todos y sobre todo su amor misericordioso. Que estas consideraciones del Papa nos ayuden a todos a amar el Rosario y a recuperar esta devoción si la hemos perdido, pues el rezo diario del Rosario es signo de nuestro amor filial a Nuestra Señora. Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición. + Juan José Asenjo Pelegrina Arzobispo de Sevilla

viernes, 5 de octubre de 2012

Los novios bendicen su casa antes de la boda.

Victoriano y Mercedes, han tenido el detalle de pedir al Párroco que fuera a bendecir su casa. Al acto de la bendición acudieron sus padres, familiares y amigos. Damos gracias a Dios por esta nueva boda y le pedimos que derrame abundantemente su bendición sobre este nuevo hogar.