La pasada semana tuvo lugar la peregrinación a Francia de un grupo de cuarenta sacerdotes de Cádiz, Huelva, Jaén y Sevilla. Fue presidida por nuestro Arzobispo D. Juan José y por el Obispo de Huelva, D. José Villaplana.
La visita más deseada era el pueblecito de Ars, donde se encuentra enterrado el Patrón de todos los párrocos del mundo: San Juan María Vianney. Este año se celebra los 150 años de su nacimiento y desde el mes de junio el Papa, lo declaró año sacerdotal.
Además se visitó la abadía de Cluny y la comunidad ecuménica de Taize.
TE AMO, OH MI DIOS
Autor: San Juan María Vianney
Te amo, oh mi Dios.
Mi único deseo es amarte,
hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, oh infinitamente amoroso Dios,
y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti.
Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es alejarme de Ti, porque así no tendría la dulce consolación de tu amor.
Oh mi Dios,
si mi lengua no puede decir
cada instante que te amo,
por lo menos quiero,
que mi corazón lo repita cada vez que respiro.
Dame la gracia de sufrir mientras que te amo,
y de amarte mientras que sufro,
y el día que me muera
,no solo amarte pero sentir que te amo.
Te suplico que mientras más cerca estés de mi hora
final aumentes y perfecciones mi amor por Ti.
Amén.
La pasada semana tuvo lugar la peregrinación a Francia de un grupo de cuarenta sacerdotes de Cádiz, Huelva, Jaén y Sevilla. Fue presidida por nuestro Arzobispo D. Juan José y por el Obispo de Huelva, D. José Villaplana.
La visita más deseada era el pueblecito de Ars, donde se encuentra enterrado el Patrón de todos los párrocos del mundo: San Juan María Vianney. Este año se celebra los 150 años de su nacimiento y desde el mes de junio el Papa, lo declaró año sacerdotal.
Además se visitó la abadía de Cluny y la comunidad ecuménica de Taize.
TE AMO, OH MI DIOS
Autor: San Juan María Vianney
Te amo, oh mi Dios.
Mi único deseo es amarte,
hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, oh infinitamente amoroso Dios,
y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti.
Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es alejarme de Ti, porque así no tendría la dulce consolación de tu amor.
Oh mi Dios,
si mi lengua no puede decir
cada instante que te amo,
por lo menos quiero,
que mi corazón lo repita cada vez que respiro.
Dame la gracia de sufrir mientras que te amo,
y de amarte mientras que sufro,
y el día que me muera
,no solo amarte pero sentir que te amo.
Te suplico que mientras más cerca estés de mi hora
final aumentes y perfecciones mi amor por Ti.
Amén.
