
En aquel tiempo, Jesús
dijo a sus discípulos: “Sean
misericordiosos, como su
Padre es misericordioso. No
juzguen y no serán juzgados;
no condenen y no serán
condenados; perdonen y
serán perdonados.
Den y se les dará:
recibirán una medida buena,
bien sacudida, apretada y
rebosante en los pliegues
de su túnica. Porque con la
misma medida con que midan,
serán medidos”.
Comentario:
Ser misericordioso es algo más que andar por la vida con los ojos vendados. Se trata de mirar a las personas con los ojos maternales de Dios. Los hechos pueden ser malos, pero las personas normalmente son gente con un corazón enfermo.
Si juzgamos tenemos muchas posibilidades de equivocarnos porque no conocemos el interior de las personas como lo conocía Jesús.
Se nos pide un paso más;perdonar al estilo de Dios. Ser capaces de olvidar el daño recibido y cuando se nos refresque la memoria con ciertos recuerdos, seamos capaces de decirnos: perdónalos porque no saben lo que hacen.
Señor dame un corazón generoso y justo.